Mi vocación como psicóloga viene de lejos, Comencé, como tantos psicólogos, estudiando el Grado en Psicología y el Máster en Psicología General Sanitaria. Durante esos años de formación me di cuenta de lo importante que era la infancia, y en concreto los primeros años de esta, una etapa vulnerable y decisiva, capaz de dejar huellas profundas, tanto de cuidado como de carencia

Con ese deseo de acompañar desde el inicio, realicé el máster terapia infantojuvenil. Y como entendí que no se puede trabajar con niños sin tener en cuenta a su familia, cursé también un máster en Terapia Familiar Sistémica. Mi camino profesional me llevó después a especializarme en el campo de la psicología perinatal, el trauma y el apego, para poder acompañar también a las madres, los padres y los bebés desde el comienzo mismo del vínculo.

Me certifiqué como asesora de disciplina positiva, y sigo en constante formación, ampliando mi mirada con nuevas perspectivas que enriquecen mi forma de acompañar. Creo profundamente en el aprendizaje continuo como una forma de cuidar de mi trabajo… y de quienes acuden a mí.

Durante estos más de 10 años de experiencia profesional, he trabajado como psicoterapeuta, pero también he coordinado equipos clínicos, tutorizado a alumnos en prácticas y he colaborado con diversas universidades en la formación de nuevos psicólogos. Me ilusiona poder transmitir a las futuras generaciones una forma de ejercer la psicología que sea humana, respetuosa y comprometida. Creo que esa es también una forma de contribuir a un mundo más amable.

Además, he impartido charlas, talleres y formaciones dirigidas a profesionales de la salud sobre temas como la conciliación familiar, la salud emocional en la maternidad o el acompañamiento respetuoso en la crianza.

Todo este recorrido tiene un mismo hilo conductor: el deseo de cuidar, de comprender, y de ofrecer a cada persona el espacio seguro que necesita para transformarse.