Quizás te estés preguntando...

Lo sé. Conciliar trabajo, casa, pareja, crianza (o tratamientos médicos, embarazos, postpartos…) es muchas veces abrumador. Precisamente por eso, no tienes que hacerlo más difícil. Ofrezco la opción de hacer terapia online, para que puedas recibir acompañamiento desde tu casa, tu trabajo o el lugar donde estés, sin desplazamientos ni pérdidas de tiempo. Solo necesitas un espacio tranquilo y una conexión a internet. Muchas de las personas que acompaño son madres recientes, personas en proceso de fertilidad o padres que necesitan flexibilidad para poder cuidarse también a sí mismos.

Es comprensible que te lo plantees. La maternidad o el deseo de ser madre/padre suelen venir acompañados de muchos gastos y prioridades que se acumulan. La terapia no es un gasto más, es una inversión profunda en ti, en tu calma, tu claridad, tu maternidad/paternidad, y en tu forma de relacionarte con quienes más quieres.

Es verdad que muchas de las experiencias que estás viviendo son etapas habituales de la vida. Pero que sean comunes no significa que siempre se vivan con facilidad o sin sufrimiento. La manera en que atravesamos los retos que la vida nos plantea es lo que va escribiendo nuestra historia. Podemos buscar apoyo y florecer en medio de la dificultad, o intentar sostenerlo todo a solas y acabar sufriendo más de lo necesario. No se trata de “tener un problema grave”. Se trata de estar atravesando algo importante que merece cuidado.

 

Muchas veces nos sentimos así. Venimos de generaciones que no se permitieron cuestionar nada: la maternidad era lo que tocaba, se vivía con sobrecarga, en silencio, y sin espacio para expresar malestar.
Nuestras madres, abuelas o tías tiraban para adelante como podían, muchas veces normalizando el dolor, la violencia obstétrica o el agotamiento… porque no tenían alternativa. Y eso también dejó huella en nosotras. Ahora, tenemos la posibilidad de vivirlo de otra manera. Pedir apoyo no es fallar.  Es cuidarte. Y cuidar de tu familia.

 

Tu bebé siempre es bienvenido, no obstante, mi recomendación es que, a partir de los nueve meses (que termina el periodo de exterogestación),  puedas acudir a las sesiones sin su bebé, para así poder dedicar todo su espacio mental y físico a pensar y conectar contigo misma.

Cuando los niños son pequeños, no tiene sentido “arreglarles” a ellos sin acompañar también a quienes los crían.
Su mundo emocional, su manera de relacionarse y su forma de estar en el mundo están profundamente influenciados por los adultos que los rodean.

Por eso, muchas veces el cambio empieza contigo. No porque tengas la culpa, sino porque tú tienes el mayor poder para ayudarle.

Mi trabajo no es que tú me “traigas a tu hijo para que yo lo cambie”, sino darte las herramientas que necesitas para acompañarlo mejor. Es como darte una caña y enseñarte a pescar, en lugar de darte un pez cada vez que hay un problema. Acompañarte a ti es la forma más eficaz de ayudarle a él o ella.

No necesitas que tu pareja esté dispuesta para empezar tú el proceso. A menudo, cuando uno de los dos inicia terapia y empieza a entenderse mejor, a comunicarse de otra manera o a tomar decisiones más claras, eso ya produce un cambio en la dinámica de la pareja. No todos los problemas de pareja se pueden solucionar de forma individual, pero puede ser un buen comienzo.

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